Misionero Sacerdote Verbum Dei

NOVENA DE NAVIDAD 2020

Para vivir la Navidad en familia.

This is default featured slide 2 title

Go to Blogger edit html and find these sentences.Now replace these sentences with your own descriptions.

TALLER DE ORACIÓN

Aprende a orar con la Palabra de Dios con estos 8 temas.

POEMA: PIROMANO DE TU AMOR

Enciende tu fuego en mi interior.

PARA TRABAJAR LA EVANGELII GAUDIUM

Preguntas y dinámicas de reflexión para interiorizar y compartir en comunidad.

sábado, 19 de diciembre de 2015

"FALTABAS TU"

“FALTABAS TÚ”
            Una navidad recibí una carta de mi padre donde me contaba que en la cena de noche buena se habían reunido los 9 hermanos que tengo con sus familias y mis padres como cada año: “había una silla vacía en la mesa, pues faltabas tú” –escribía mi Papá. Comprendí aquel día que así es Papá Dios. Somos millones de seres humanos y todos y cada uno, sus hijos, pero en la mesa, en el ambiente de familia, en el hogar puede que faltes tú y te extraña, te añora, anhela tu presencia. Para Él no es indiferente mi vida, tu vida: ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido” (Is 49,14-15).
            El corazón de Dios se conmueve por la vida de cada hijo: ¿Cómo voy a dejarte, Efraím, cómo entregarte, Israel?.. Mi corazón está en mí trastornado, y a la vez se estremecen mis entrañas” (Os 11,8-9). Y en su amor paterno envía a su Hijo único para buscarnos, para salvarnos, para devolvernos al hogar: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna… para que el mundo se salve por él” (Jn 3,16-17).
            Tu vida es única y valiosa para Dios, tu Papá. ¿La razón?: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Sal 2,7). “Dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida” (Is 43,3-5). La gran prueba en esta Navidad es que nos da, otra vez, a Jesús. Con el deseo que sepas que eres su hij@ y te vivas como tal.
            No temas volver, no temas acercarte en esta Navidad a Dios, su rostro es de Padre y además rico en amor y compasión, que desea que todos vivamos en su amor y compartamos con él la mesa del sentirnos familia, amados, valorados y no enjuiciados ni condenados: “Alégrense conmigo, porque he encontrado el hijo que se me había perdido” (cf. Lc 15,9). Dale esa alegría, la alegría de la navidad de Dios.

jueves, 17 de diciembre de 2015

¿QÉ REGALO DARÁS A JESÚS EN ESTA NAVIDAD?

¿QUÉ REGALO DARÁS A JESÚS EN ESTA NAVIDAD?

          (Mt 2,10-11)

                Dios había prometido un Salvador, y generación tras generación se mantuvo la espera, hasta que llegado el tiempo el Hijo, se encarnó, se hizo hombre “y habitó entre nosotros” (Jn 1,14).

Celebrar la Navidad es celebrar la Natividad, es decir el nacimiento de Jesús nuestro Salvador. Es la gran fiesta de Su cumpleaños y esa es nuestra alegría. Cada cumpleaños el que celebra recibe regalos de sus familiares y amigos. ¿Y en la Navidad? A Jesús, que es la razón de la celebración, ¿qué regalo has pensado darle en esta Navidad?

                Pero alguno puede pensar: ¿Cómo le voy a regalar algo a Jesús si no lo veo? Jesús mismo te responde: “Les aseguro que lo que hayan hecho a uno solo de éstos mis hermanos menores, me lo hicieron a mi” (Mt 25,40). “Me ves en tu prójimo, en los más pequeños, en los pobres y necesitados”.

                Los reyes magos “entraron en la casa, vieron al niño con su madre, María, y postrándose lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalos: oro, incienso y mirra” (Mt 2,10-11). Te dieron, Jesús, lo mejor que tenían. ¡Cuánto razón tenían nuestros mayores cuando decían “lo mejor para Dios”!; y así lo hacían, no te daban lo que les sobraba y menos lo que nadie quería.

                Sé generoso con tu Dios en esta navidad por puro amor, por la alegría de su nacimiento y abramos los ojos a reconocerlo en cada hermano; que nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad”- dice el Papa Francisco.

                Él mismo en este Jubileo de la Misericordia nos recuerda como Jesús nos presenta para reflexionar y vivir las obras de misericordia corporales y espirituales, “para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos… No podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos juzgados: si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero (cfr Mt 25,31-45). Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad; si fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza; si fuimos capaces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido; si perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio que conduce a la violencia; si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios que es tan paciente con nosotros; finalmente, si encomendamos al Señor en la oración nuestros hermanos y hermanas. En cada uno de estos “más pequeños” está presente Cristo mismo. Su carne se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga...; para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado”.

                Éstos son los regalos que a Jesús le gustará recibir en esta Navidad, tú ¿cuál le ofrecerás?

P. Venancio, fmvd.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

PRIMER DIA DE LA NOVENA DE NAVIDAD

DICHOSO EL QUE NO SE ESCANDALICE DE MI
(Lc 7,19-23)

      ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Pregunta el Bautista, como muchos que esperan y buscan al Mesías, al Salvador. Así, en esta Navidad hay tantos que esperan y buscan. Pero, ¿qué están buscando?

                Muchos hoy buscan regalos –baratos por supuesto-, harina pa’ las hallacas, pernil “a precio justo”,… buscan Navidad Tradicional. Otros buscan fiesta, gozadera, borrachera, vacaciones, playa, descanso,… Navidad para descansar y divertirse. Algunos esperan un tiempo de Familia unida, reconciliación, paz, un tiempo nuevo,… “Noche de paz, noche de amor…”.

                Juan hace la pregunta acertada ¿eres tú, Jesús, el Hijos de Dios hecho carne, el que nos dará lo que esperamos y buscamos? Hay duda en ese corazón: ¿Eres tú la Navidad o el espíritu de la navidad? ¿Eres tú la verdadera alegría? ¿Eres tú “el Santo de los santos”, la solución a tantos problemas, agobios, necesidades personales, familiares y sociales o tengo que ir a la santería, a la adivinación, a los amuletos, a la brujería?

                “A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno” (Francisco. EG 265).

                Jesús, el evangelio viviente, es la respuesta. Vayan a decirle a Juan… “los ciegos ven”, pues “quien me ve a mí ha visto al Padre”. Todos pueden creer y conocer a Dios a través de mí.  “Los cojos andan”, curados de ese vicio, pecado o debilidad del cual siempre cojean en la vida. “Los leprosos quedan limpios”, limpios del pecado, del mal de tu corazón y que rodea tu vida. No los baños de “limpia” que te hagan y tanto pagas. El único que te limpia de los rencores, resentimientos, odios y heridas. “Los sordos oyen” las buenas noticias de la salvación, hartos ya de desgracias, sólo la Palabra de Dios da esperanza, consuelo, amor y auténtica paz. “Los muertos resucitan”, devolviéndoles el sentido para vivir y el regalo de una vida nueva. Y “a los pobres se les anuncia el Evangelio”, porque todo aquel que se ha encontrado con Cristo, no se lo guarda para sí, no puede no darlo a conocer, pues llena la vida de alegría.

                “Dichoso el que no se escandalice de mi”, feliz el que me encuentre y haga experiencia que “Yo soy la Vida”, “Yo soy el Amor”, “Yo soy la alegría de la Salvación” y lo sepa reconocer en el pesebre, en este niño nacido en Belén.

                “La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Francisco. EG 1). Dichoso el que en esta Navidad se encuentre con Jesús en ese pesebre de Belén.

P. Venancio,fmvd.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

LA MISERICORDIA DEL SEÑOR LLENA LA TIERRA

Un programa sobre la Penitencia en el Año Jubilar de la Misericordia, que ha sido realizado por HM Televisión y la Penitenciaría Apostólica.