¿CÓMO VIVIR ESTA SEMANA SANTA?
Cada
año celebramos este gran acontecimiento de la Pasión, Muerte y Resurrección de
Cristo y este año no queremos que sea una Pascua más. Queremos vivirla de
verdad. Por ello espero te puedan ayudar estas líneas para disfrutar del gran
amor de Dios manifestado en la entrega de su Hijo por nosotros:
1. NO seas de
los “indiferentes” al “Paso” de Dios. Hay quienes se van solo de vacaciones
o ni piensan acercarse a las celebraciones litúrgicas.
No
seas espectador de algo que sucede, participas, pero nada tiene que ver
contigo y a lo mejor te quedaras solo con si “te gustó” o “no te gustó”.
No
te quedes sólo con ser “un servidor” en las actividades de la iglesia, y
por supuesto que eres de gran ayuda para el Señor, pero al final terminas
reventado de tanto trabajo y pasó la Pascua, pero a ti no te dejó sino cansancio.
2. ¡Sé
protagonista! Es lo que te invita Jesús: “Con ansia he deseado comer esta
Pascua contigo! (cf. Lc 22,14-15).
Vive con Él paso a paso cada momento de su
entrega de amor por ti y por toda la humanidad. Para ello: Participa en los
actos litúrgicos de cada día (misa de la última cena, via crucis…); porque es hoy
que Jesús sigue entregándose por ti y por mí (cf. Lc 22,19-20).
3. ¡Déjate
sorprender por Dios! Él tiene una experiencia nueva de su amor para ti, te
va a mostrar su rostro con novedad. No es lo mismo que el año pasado, pues Dios
siempre es nuevo y aún no lo conoces del todo. Abre tu corazón a Él.
4. Vive
estos días en oración. Orando con Él y como Él (cf. Lc 22,39-42).
“Oren para que no caigan en tentación”, es
su invitación, pues para amar como Él no podemos solos ni con nuestras solas
fuerzas: “el espíritu es animoso pero la carne es débil”. Para ello, crea un
ambiente de oración tu hogar, de silencio, música no estridente sino que te
lleve a unirte a Jesús en su pasión de amor… Es bueno que retomemos, con
sentido verdaderamente cristiano, la costumbre de años de la “ley seca” que se
acostumbra en tantos lugares, sin fiestas sociales en esos días, etc; pues es “La
Semana Santa”.
5. Reconoce
ante Él, tus pecados e infidelidades. Pues en nuestra vida cristiana también
actuamos como sus discípulos y los diferentes personajes de la Pasión:
-
Se quedan en promesas de dar la vida por Jesús y
cuando llega el momento huyen (cf. Mc 14,50).
-
Uno lo traiciona (cf. Lc 22,1-6.47-48).
-
Otro lo sigue de lejos y lo niega (cf Lc
22,54-62).
-
Pilato se lava las manos prefiriendo sus
intereses personales que la justicia y defender al inocente (cf. Lc 23,1-25).
-
Preferimos a Barrabás antes que a Jesús (cf. Lc
23,18-25), el “Yo” es primero.
-
Cuando rechazamos explícitamente a Jesús y
pedimos que sea crucificado (Mc 15,12-15).
6. Redescubre
que Cristo se entrega por amor a ti: “Nadie me quita la vida, yo la doy
voluntariamente” (Jn 10,18). Su entrega “por mis pecados”, es una locura de
amor, es una verdadera “Pasión de Amor por la humanidad” (cf. Rm 5,6-8):
-
Se ofrece por ti cada uno de sus discípulos (cf.
Jn 18,8).
-
Te mira con inmenso amor aún en la negación (cf.
Lc 22,61- 62).
-
Sigue llamándote “Amigo” en medio de tu traición
(cf. Mt 26,50).
-
Te busca, te atrae, te llama a que vivas en la
verdad como lo hizo con Pilato (Jn 18,28-19,16).
-
Escucha su silencio que grita el tanto amor que
te tiene, cuando te prefieres a ti y no a Él (Mc 15,6-15).
-
En la cruz nos perdona y justifica: “Padre,
perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34).
7. Estar con
María al pie de la cruz y a la espera de la resurrección. Ella es la Madre
que:
-
Es compañía de su Hijo en el sufrimiento.
-
Es fortaleza y ánimo para amar hasta el final.
-
Es signo visible de la presencia de Dios.
-
Es Fe en las promesas de Dios y total confianza
en que Dios es fiel y nunca falla.
-
Es Esperanza cuando parece que todo está perdido
y aguarda la acción de Dios con paciencia.
8. Resucita con Cristo y sé Testigo del
Resucitado:
-
como a la Magdalena, que el Amor verdadero existe
(cf. Jn 20,11-18).
-
como los discípulos, de sus miedos e
inseguridades para seguir los mismos pasos de su Maestro (cf. Jn 20,19-20).
-
como a
Tomás, de su incredulidad y dudas (Cf. Jn 20,26-29).
-
como a los de Emaús, de sus tristezas, enfados y sentimientos de sentirse defraudados por Jesús y sus proyectos (cf. Lc 24,13ss).
-
Como a Pedro, dejar que te pregunte “¿me amas?”
y que tu corazón le responda con honestidad: “Señor, tu sabes que yo te quiero”
(cf. Jn 21,15-19).
Permítele que te rescate del pecado; te
devuelva la vida, su amistad y te llame otra vez a seguirle con inmensa
confianza.
Él, te quiere confiar otra vez sus ovejas,
para que seas tú quien las alimente con su Palabra, las cuides de los peligros,
las guíes siempre hacia Él, las busques y cargues en tus hombros cuando se extravíen,
vayas siempre delante de ellas con el ejemplo de tu vida; pues, Tú sigues al
Buen Pastor (cf. Jn 10).